Con esta imagen como aviso, otro año más se vuelve a celebrar este 2 de Febrero el Día Mundial de la conservación de los Humedales.
Un humedal es una zona de tierras, generalmente planas, en la que la superficie se inunda permanentemente o no; dando lugar a un ecosistema intermedio entre los acuáticos y los terrestres. Hablamos pues de ciénagas, pantanos, charcos y turberas.
Un humedal indica el nivel freático del agua del acuífero, esto es, el nivel al que llega el valioso agua dulce almacenado bajo nuestros pies. Por eso, Doñana se seca, y las Tablas agonizan. Porque el nivel de sus acuíferos principales ha bajado radicalmente hasta cesar la inundación.
En las últimas décadas han desaparecido en un 60%. Se pierde así un hábitat para múltiples especies en peligro de extinción (como el porrón pardo y otras aves acuáticas, diezmadas de por sí por su caza) y el suelo raso es una inagotable fuente de metano (CH4), un gas extremadamente tóxico.
Así las cosas, la única solución posible y sostenible a largo plazo, sin que sea una locura a nivel ecológico y económico, más allá de trasvases a golpe de talón -porque una solución artificial no podrá ser efectiva en un parque natural-, es poner freno a las extracciones ilegales de agua. Construir un pozo ilegal, es decir, extraer agua sin cortapisas, nos pasa factura, y -visto lo visto- a no tanto tiempo como nos gustaría pensar.