Foto: Angeloux

San Fernando de Henares es el primer municipio madrileño que cerrará sus puertas a los circos con animales. Pero...¿por qué oponerse a estos? Bueno, más allá de que las funciones supongan un adiestramiento contra-natura para animales salvajes, lo más grave es que viven toda su vida encerrados en jaulas, allá donde vayan, para salir durante unos minutos a la carpa a dar el cante, a veces desafinado y bochornoso.

La sociedad, parece ser, ya ve como algo del pasado esos pobres elefantes levantando torpemente sus patas para subirse a un cubilete, o tal vez simplemente nos cansamos de ver animales famélicos tras la promesa de espléndidos leones. Y, así las cosas, el espectáculo vuelve a estar donde siempre debió estar; en las personas, en los magníficos números de equilibristas, en las luces y colores, en la danza, en la verdadera magia del circo.


ANTECEDENTES
Sobre el 1830, la inclusión de animales salvajes en las colecciones circenses fue cada vez más común. Estos animales eran desembarcados en los puertos europeos junto a los indígenas capturados en las colonias. La utilización de animales salvajes fue pensada pues para añadir un sentimiento “exótico” vinculado al colonialismo en una época en que también se exponían en jaulas a pigmeos, mujeres barbudas o enfermos de elefantismo y gigantismo.

CUESTIÓN DE ÉTICA
No presentamos a los animales, sino que los disfrazamos, los caricaturizamos, los ridiculizamos, los subyugamos y transformamos en, como les llama la industria del circo, “animales artistas”. Los animales deben ser considerados seres con un valor intrínseco, con sus propias naturalezas y comportamientos que merecen de por sí nuestro respeto y admiración.
Apóyales y apoyarás la dignidad animal y humana

+info:  Actuable: Sí a los circos SIN animales