A día de hoy, todos sabemos -incluso aunque no nos haya afectado- de la erupción de un volcán islandés de nombre empronunciable (Eyjafjallajokull) que tuvo lugar hace unas semanas. Ayer vi en el periódico que, por fin, el gran gigante había vuelto a dormirse y dejado de emitir nubes de ceniza.

También, todos sabemos que los cambios climáticos suceden por causas -entre otras- naturales, y tienen especial importancia las erupciones volcánicas. Pero nos llega un gráfico curiosísimo: el volcán ha emitido menos CO2 del que hubiesen emitido los aviones si la erupción no hubiese interrumpido los vuelos. Estamos hablando de que contaminan más nuestros aviones que las explosiones de tierra en llamas del corazón de la Tierra. Por favor, haceros con esto una idea del poder que tenemos, para bien, y para mal.