El
buen gusto es un sentido que tenemos muy infravalorado, pero nos dice si algo que comemos "sabe bien" o "sabe mal". De hecho,
es nuestra 2ª línea de defensa ante envenenamientos por ejemplo (después del olfato). O sea:
A) Huele mal -->
no me lo como ☒
B) Huele bien -->
lo pruebo... - Sabe bien --> me lo como ☑
- Sabe mal --> no me lo como ☒
Por sorprendente que pueda parecer, solo podemos distinguir
5 tipos de sabores: Salado, agrio, dulce, ácido y umami. Este último es uno que salió a la palestra hace no mucho y se ha quedado en japonés (viene a ser algo así como "sabroso").
Las células que "saborean" son las células de
las papilas gustativas. Son receptores químicos que además de en nuestra lengua (¡¡¡unas 10.000!!!), están en parte de nuestra garganta y paladar.
Se encargan de llevar la información química del sabor al cerebro, y para ello transforman esa información química en una señal eléctrica que viaja a nuestro órgano pensante.
Curiosamente, hay golosinas para perros pero no para gatos. La razón es que
los gatos carecen de receptores para el sabor dulce. Nada. Son insobornables. Si te empeñas en darle azúcar a un gato todo lo que conseguirás es que te ignore... como siempre.
;-)))))))
Fuente:
interactive-biology.com
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