Hoy quería hablaros del bikini. Quiero decir, no sé si es una paranoia, un cabreo o que me estoy volviendo loco, pero estoy empezando a mosquearme bastante con los anuncios que te venden veinte mil chorradas de dietética que te van a dejar en los huesos con diez pastillas. Y por supuesto, en tiempo récord. Sí, hombre, los de...
-¡Ay, Marisa! Pero qué delgada te veo, qué guapa, ¿cómo lo haces?-Nada, maja, yo es que tomo benidorminaTM
Vale, sólo es un anuncio. Lo que me preocupa es que verdaderamente hay gente así. Gastándose el dinero en mandangas para entrar en el bikini en Benidorm, cuando lo único que tienen que hacer es olvidarse de las barbacoas y del 4x4 y atarse unas deportivas.
Por suerte, el sonido de nuestros anuncios de radio no llega a la sabana africana ni a las mujeres que darían su vida por ver a sus hijos ganar peso. Por suerte, porque sería bochornoso tener que explicárselo.

Por suerte, el sonido de nuestros anuncios de radio no llega a la sabana africana ni a las mujeres que darían su vida por ver a sus hijos ganar peso. Por suerte, porque sería bochornoso tener que explicárselo.

Imagen | Brunoat
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