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La contaminación lumínica disminuye cuando nos alejamos de la urbe (izquierda). Infografía: Stellarium |
La contaminación lumínica es un problema obvio para los astrónomos (y cualquiera que le agrade ver las estrellas -me incluyo-) y constituye una grave amenaza para la vida silvestre, teniendo efectos negativos sobre plantas y animales: Puede confundir a la navegación de los animales, alterar las relaciones depredador-presa, y causarles daño fisiológico.
Pero también es una pérdida increíble y absurda de energía. Cada fotón que apuntemos al cielo es un desperdicio de energía. En Australia, como un ejemplo el alumbrado público es la principal fuente de emisiones de los gobiernos locales de gases de efecto invernadero, por lo general del 30 al 50% de sus emisiones.
Volviendo a casa, algunos pueblos de España apuestan ya por alumbrado público con diodos LED, de consumo mucho menor incluso que las bombillas de bajo consumo, una duración mayor y que, a efectos de contaminación lumínica, vienen muy bien por dirigir muy bien su luz hacia el suelo.
El primero de estos pueblos fue L'Estany -foto-, en Barcelona, con un 100% de su alumbrado público por LED, que permite una reducción del 80% del consumo de energía. Lo que se ha hizo es cambiar las bombillas tradicionales de 100 vatios por otras LED de 25 vatios con un coste total aproximado a los 46.000 euros. Las nuevas bombillas permiten que la factura del municipio (de 400 vecinos) pase de 15.000 euros anuales a 3.000, por lo que la instalación (no hace falta reemplazar farolas, sólo bombillas) será amortizada en dos años y medio.
Una lástima que Becedas, que hace no mucho reemplazó parte de su alumbrado (con una aportación de unos 35.000 euros por la antigua Ley de Economía ¿Sostenible?) no se haya hecho eco, teniendo los recursos.
Nos jugamos que nuestrxs hijxs sepan, o no,
que existen las estrellas.
Nos jugamos que nuestrxs hijxs sepan, o no,
que existen las estrellas.
Fuentes | Treehugger, Wikipedia
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